Ya te video

(31-Jul-1996).-
Video Faz, en Art&Idea. Isabel La Católica 5, interior 1, entre Tacuba y Cinco de Mayo. Tel. 510 18 59. Abierto de miércoles a sábado, de 18:00 a 21:00 horas, hasta el 9 de agosto.

Aferradas a su ciego conservadurismo, las instituciones ligadas al arte contemporáneo en México se han encerrado en un limbo estético. Curioso –pues la consolidación del arte alternativo en el mundo “desarrollado” ha sido producto precisamente del apoyo institucional, una vez que el mercado del arte cayera estrepitosamente en 1989. En la Ciudad de México, el apoyo al arte genuinamente actual ha quedado en manos y bolsillos de unos pocos aventureros. Este es el caso de Art&Idea, un espacio modesta pero adecuadamente acondicionado por tres jóvenes empresarios en un decaído edificio a la vuelta del Zócalo.

Video Faz, la muestra internacional inaugural, llega a tiempo para señalar, por contraposición, algunas peculiaridades más de nuestra comunidad artística. Los diez video-autorretratos recientes, reunidos los curadores Rubén Gallo y Terence Gower, ilustran las estrategias que se han conjuntado alrededor del género del autorretrato para manejar “la identidad del artista”. Cuando en un evento simultáneo, en el Museo de Arte Moderno los autorretratos de pintores relamen el cliché del genio solitario en su estudio, los artistas en Video Faz se definen al interactuar con el público. En el MAM el autorretrato parece alienado de su lugar origen; en Art&Idea éste se cristaliza al ser expuesto. El austriaco Rainer Ganahl se dirige en pantalla hacia nosotros, tratando ansiosamente de lograr hacer contacto con el televidente –”Hola, me llamo Rainer. Estoy aprendiendo coreano”–. Sin importar que no entendamos lo que nos dice, la expresión suplicante y amable de Rainer es suficiente para que nos detengamos a escucharlo. Knut Asdam de Noruega nos invita a sentarnos frente al monitor para tratar de hipnotizarnos, por supuesto sin gran éxito. Sin embargo, el hecho de que estos sencillos tele-retratos parlantes cautiven nuestra atención indica el poder del medio del video para manejar este género pictórico.

La proliferación de alternativas pictóricas ha dado lugar a que los géneros se acomoden según la aptitud de cada medio para re-presentar a su sujeto. La tradición de Pintura Histórica del siglo XIX inevitablemente fue reemplazada en sus funciones mitificantes por el cine. Al retrato lo apropió la fotografía. La abstracción quedó en el dominio de la pintura. Y es posible que el auto-retrato se asocie naturalmente con el video, ¿pues qué más precisa, inmediata y accesible manera de darse a conocer al mundo? En Practisse (1994) Cheryl Donegan (Estados Unidos) graba su propia cara en viñetas donde la verosimilitud disminuye conforme su cara es cubierta por pintura facial. El artista negro Aunrico Gatson, maquillado como la desmedida caricaturización de un negro, canta y baila satirizando el estereotipo racial (Two heads in a box, 1991). Para ambos, como para Platón, la pintura deforma la verdad. Y si la verdad del género del autorretrato involucra narcisismo y exhibicionismo, Thomas Glassford no escatima en proyectarse en el cinescopio a la vez que besa su reflejo en un espejo. (Autogol Kiss, 1995).

A pesar de que estas obras han sido producidas con recursos muy limitados –a los que cualquier desvalido puede acceder con una videocam–, los resultados son, en general, contundentemente expresivos, no del ego del artista, sino de las situaciones en que los videos nos atrapan. De manera que nos sorprendemos a nosotros mismos en el acto de caer bajo el dominio de las obras. La excepción es AIUEONN de Takahiko Limura (Japón), con seis monitores y efectos especiales la pieza más aparatosa, donde el juego formal entre el sonido de vocales y los morphings faciales que les hacen eco no alcanza a justificar tan elaborado espectáculo.

Video Faz es una lección para aquellos que confunden la vanguardia tecnológica con la artística, como los que soñaban que el costosísimo Centro Multimedia del Centro Nacional de las Artes redimiría al instituto entero de su inconsecuencia. Gracias a que MTV arrebató al arte la ilusión tecnológica, el video puede encontrar su legítimo lugar como medio expresivo. Los experimentos de “vanguardia” del videoarte tecno-abstracto de los años setenta han quedado archivados, al tanto que los videoartistas que entonces se limitaron a lo rudimentario (Bruce Nauman, Vito Acconci, Dennis Oppenheim) continúan influyendo a los jóvenes hoy.