De colecciones, conexiones y conectes

(11-Sep-1996).-
ExpoArte Guadalajara ’96, V Feria Internacional de Arte Contemporáneo. Del 27 al 30 de junio. Información en los teléfonos: (913) 613 98 66 y 613 58 34.

Si en verdad pudiéramos mover montañas con el poder de la concentración, México sería un llano inmenso gracias a que la aguda concentración de poder y de riqueza arrastraría las cordilleras al océano. El coleccionismo de arte contemporáneo, concentrado también en apenas una docena de chequeras, movilizaría por su parte alguna lomita perdida. La carencia de un mercado de arte contemporáneo accesible a un público amplio es ínfimo entre los males originados por el esquema oligárquico que somete al país, pero es a la vez sintomática de la mezquina condición de nuestro medio artístico. Los recursos y la infraestructura existentes (artistas, críticos, coleccionistas, museos, galerías, escuelas, etc.) se concentran en grupitos que hacen lo posible por preservar su área de influencia sin molestar a los demás, lo cual provoca un dilema al coleccionista que desea adquirir obra contemporánea, ya no digamos “buena”, sino al menos legítima. Pues para identificar lo legítimo, en el marco del arte contemporáneo, es menester diferenciarlo de lo inconsecuente y lo fraudulento, algo de lo que los cognoscenti prefieren no hablar para no ofender a nadie.

La diferencia entre el esquema de legitimación del mercado de arte en México y el del mercado de arte contemporáneo internacional es comparable con la diferencia entre el dedazo y la elección interna del candidato. La legitimación de un artista en México se sostiene, por lo general, con base en alguna acreditación que se origina y vale en un círculo reducido. Por ejemplo, el éxito de Silvia Ordoñez es logro y orgullo exclusivo de los coleccionistas regiomontanos; lo mismo puede decirse de la relación entre Teresa del Conde, directora del MAM, y sus protegés. En el ámbito internacional la legitimación requiere de una concertación de apoyos que por sí mismos no son ni necesarios ni suficientes; Gabriel Orozco brillará en el estrellato internacional mientras las complejas y trasatlánticas complicidades entre curadores institucionales de moda, galeristas renombrados, críticos respetados y coleccionistas influyentes sostengan la ilusión de los trucos neo-conceptuales del joven mexicano. La concertación aquí podría ser pactada o circunstancial, pero sus fundamentos estarán constantemente sujetos a los litigios de quienes no participan de la misma apreciación de su obra, hasta que la ilusión ceda o bien se consagre.

Es evidente que ningún esquema de legitimación artística está libre de sospechas, como ningún mercado del arte está libre de estrategias interesadas por parte de inside-traders, pero si algún esquema pudiéramos escoger, debería ser el que fomenta un contexto de interacción en el cual el arte, adaptando una metáfora de Wittgenstein, es “una forma vital” y no un absurdo conglomerado de “lenguajes privados”.

Una poco común instancia en México de esta vitalidad será la quinta edición de ExpoArte Guadalajara (del 27 al 30 de junio). Como en años pasados, esta feria dará cita a galerías que, por supuesto, esperan vender sus mercancías. Pero al igual que en las selectas ferias del arte del mundo desarrollado, los beneficios no se miden exclusivamente en capital. Desde los años ochenta, estas ferias conectan y aceitan los engranes de la maquinaria que propela al arte contemporáneo, poniendo en contacto directo a galeristas, coleccionistas, artistas, curadores, críticos, editores, funcionarios culturales, estudiantes de arte y curiosos en general.

Los organizadores de ExpoArte han permitido que su proyecto crezca y se consolide paulatinamente, dándose tiempo para corregir errores y cultivar aciertos, involucrando a patrocinadores privados y gubernamentales, invitando a importantes coleccionistas y otros notables del medio, y complementando la feria con un foro teórico (FITAC) donde se invita a profesionales extranjeros y nacionales a intercambiar información y opiniones.

Esta vez ExpoArte ha logrado convocar a 45 galerías de EU, Europa y Sudamérica (cuatro veces las que vinieron el primer año), además de 13 mexicanas. Quinientos artistas vendrán representados, ExpoArte ha buscado a las galerías jóvenes y dinámicas del arte que aún está por entrar en las páginas de la historia. Sabiamente, pues no hay una feria de esta índole en el mundo, y de continuar por buen camino, pronto se convertirá en la feria de mayor relevancia fuera de EU y Europa. ExpoArte ’96 será, sin duda, el evento cultural más significativo que México haya visto en muchos años, y nadie que esté, crea estar o quisiera estar involucrado con el arte contemporáneo puede darse el lujo de faltar.