Mitos y / o realidades

(02-Feb-2000).-

“Aprendiendo menos / Learning less”

Centro de la Imagen. Plaza de la Ciudadela 2,

Centro Histórico.

Hasta el 5 de marzo.

“¿Cuál pienso que es el proyecto para los artistas? Bueno, yo pienso que Uds. están mejor educados que la mayoría de la gente… Y seguro que Uds. son una especie de elitistas… elitista solo significa que sabes más que otros sobre algo, ¿y por qué tendrías que avergonzarte de ello?… Si alguien te dice: ¿De qué carajos se trata el arte? Eso muestra cuan extraños y maravillosos somos.” Richard Wentworth en la Walsall New Art Gallery, 1999.

En 1917, la Society of Independent Artists de Nueva York recibió de un tal R. Mutt un mingitorio recostado para mostrarse en una gran exposición donde se prometía la inclusión de todo artista. Al suspender la operación de un jurado, pretendíase cederle al público la aprobación o la condena de cada obra. Pero ante el dilema de Fountain, la Society decidió rechazarle, sin advertir que de ese modo se convertía, de facto, en un jurado. Tras esta mitológica broma de Marcel Duchamp, los jurados del vanguardismo (críticos, curadores, galeristas y adjuntos) hemos aprendido a ponernos del lado de los bromistas y no de las víctimas. Las víctimas, siguiendo la moraleja de Richard Wentworth, son aquellos inocentes cuyo desconcierto ante el arte contemporáneo resulta ser inversamente proporcional al aura extraña y maravillosa de éste. La perspectiva de Wentworth implica que la sospecha popular es la condición necesaria por antonomasia de cuan extraños y maravillosos somos. ¿Será que sí?

Richard Wentworth, Gabriel Orozco y Fischli & Weiss son representados substancialmente por primera vez en México con el trabajo fotográfico reunido por Patricia Martín. Este muestrario ofrece la oportunidad de apreciar cara a cara algunas instancias artísticas que se conocen en México en base a reportes foráneos y reproducciones de catálogos y revistas. Para propiciar las ofuscaciones que tanto enorgullecen a Wentworth, mucho se ha enfatizado en separar del arte de La Fotografía al post-conceptualismo de las manifestaciones aquí expuestas. Wentworth documenta desde 1976 minúsculos episodios urbanos con los que se ha topado: una copa abandonada sobre el barrote de una barda, un reloj público sin manecillas, un boquete en el cristal de una ventana rellenado con un cojín. Wentworth reanima el modelo de Baudelaire para el artista que busca esa calidad efímera, fugitiva, contingente; esa mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno e inmutable (El pintor de la vida moderna, IV). Esta otra mitad la explica el propio artista con sofismas como en el que se declara “involucrado con cosas que se alinean o que incomodan el orden del mundo”. Las viñetas de Wentworth no dejan de ser simpáticas, y lo serían más si el escudriñar en ellas la profundidad de su mensaje no nos acarreara a notar que la premeditada destilación de los detalles extraños y maravillosos del mundo deviene en una regularidad habitual y empalagosa en el contexto de la galería.

Las 10 impresiones de Gabriel Orozco (de entre 1991 y 93) también capturan escenas efímeras y mundanas. Se trata de una selección en la cual lo extraño y maravilloso radica en la disposición plástica del objeto para ser fotografiado, por lo cual no hay razón para no incluirlas en la tradición de La Fotografía. Las formas y espacios logrados (en las imágenes de una azotea inundada que refleja al cielo, una pelota ponchada en la que se forma un pequeño estanque, la vista inferior de una mesa) generan ecos y contrastes con el formato rectangular de la foto. En intervenciones como Aliento sobre piano y La extensión del reflejo, Orozco manipula el enfoque para colapsar la imagen con el plano de la superficie, generando con ello interesantes composiciones pictóricas. No obstante la efectividad de estos ejercicios, quienes insistan en sustentar con ellos las apologías que han acompañado al trabajo de Orozco en su recorrido por los mejores museos del universo probablemente quedarán más extrañados que maravillados.

La representación más nutrida es de la pareja suiza de Fischli & Weiss. Imágenes, vistas (1987-99) es una retícula formada con fotogénicos paisajes naturales y urbanos de todas partes del mundo, imágenes de archivo coreografiadas para llamar la atención. El ojo planea sobre el conjunto encontrando relaciones múltiples entre las calidades de las imágenes (su color, espacio, geografía, etc.), entrampándose en una u otra, y echando a andar un cautivante ajetreo perceptual entre el todo y la parte, el espacio y el objeto, el aquí y el allá. 35 fotografías de Tarde tranquila, equilibrios (1984-85) documentan edificaciones logradas con cubiertos, verduras, trastes, latas, y demás artículos ordinarios. Cada arreglo se encuentra en un equilibrio precario y ridículo. En Gracia natural, por ejemplo, una botella sostenida sobre una naranja, a su vez soporta un plato y unos cucharones de donde cuelga una bolsa con una cebolla. Los estetas de la futilidad no deberían regocijarse aquí, pues una vez congelados en la emulsión, el carácter inmóvil e inamovible de la fotografía glorifica estos micro-monumentos y articula los discursos de trascendencia y transitoriedad asociados con el género de la naturaleza muerta.

Durante la inauguración de Aprendiendo menos, los trabajos de Fischli & Weiss permanecían rodeados de espectadores, notablemente más que los del británico y del mexicano. Si bien la popularidad es un indicativo dudoso de calidad artística, por lo menos esto muestra que el arte contemporáneo sí puede ser extraño y maravilloso sin que por ello tenga que ser afanosamente excluyente.

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